jueves, 8 de diciembre de 2016

Nico Olivera, uno de los nuestros

as.com

Querido Nico Olivera: 

Te debía una. Te debíamos una. Como sabrás, vivimos días de vino y rosas. Incordiamos a los tres colosos en la Liga y en Europa nos respetan. Somos pentacampeones de la Europa League y en la Champions hemos dado un paso de gigante al clasificarnos, por cuarta vez en nuestra historia, para los octavos de final. Rebosamos felicidad. Ahora todo parece fácil. Hasta lógico desde el prisma de nuestra idiosincrasia. El Sevilla FC nos ha malacostumbrado al éxito. Ya no firmamos hazañas, sino hechos comunes. Ya no cumplimos sueños, sino realidades. Pero hubo un tiempo en el que las rosas florecían repletas de espinas y el vino amargaba nuestros rojos paladares. Qué te voy a contar a ti, ¿verdad?

Fuiste mi primer gran ídolo sevillista, ese que llega en la adolescencia sin pretenderlo y ya jamás se marchita. Fuiste el cuarto poder tras Roberto Alés, Monchi y Joaquín Caparrós. Fuiste, sencillamente, nuestro soplo de libertad. Nuestra esperanza. Porque nadie, absolutamente nadie, imaginaba lo que estaba por venir años después, pero contigo en el campo tuvimos la certeza de que volveríamos al lugar que siempre nos correspondió. Hablo del año 2000. Hablo de una temporada en Segunda que no cambio por ningún título. Me tacharán de loco, lo sé, pero aquel año supe qué significa este escudo. Me despertaba cada día para ir al instituto en Madrid orgulloso de ser sevillista. Con la cabeza bien alta y con el corazón a mil pensando en el fin de semana para verte jugar, junto a Notario, a Prieto, a Pablo Alfaro, a David, a Casquero, a Fredi, a Gallardo o a tus compatriotas Zalayeta y Podestá. A todos. Fue un año difícil, largo, agotador, complicado, pero estoy convencido de que este Sevilla FC es quien es hoy gracias a aquel. 

Déjame que te diga algo ahora que cuelgas las botas para siempre. Cada vez que voy al Sánchez Pizjuán y piso Gol Norte se me vienen a la mente aquellas banderas con la imagen de tu idolatrado Bob Marley que portaban los Biris. Y como a mí, a todos los que te vieron corretear por el área con esa zancada de ratón que te caracterizaba. Qué zurda tenías. Qué felices nos hacías cada vez que marcabas. Nos contagiabas en tus celebraciones con aquellos ritmos jamaicanos. Que se lo digan a mi madre cuando me vio moverme como tú -o al menos intentarlo- aquella mañana de domingo cuando le marcaste al Betis en el Villamarín. ¡Qué gran día aquel! Ganamos jugando con diez buena parte del partido. Pero con la casta y el coraje al que hicisteis honor todos y cada uno de los partidos de aquella temporada. Eran otros tiempos. Y, créeme, no menos felices que estos. Porque, pese al paso de los años, y aunque probamos el estimulante tacto de la plata, nunca caíste en el olvido, Nico. Porque fuiste, eres y serás uno de los nuestros. Siempre. 

Gracias, mil gracias, por hacernos tan felices, Nico Olivera. 

 twitter: @cmsanchezt


(A continuación, pueden ver el vídeo del gol al Betis que menciono en la carta. Fue el tercer y definitivo del derbi de la 2000-01, en Segunda División, disputado en el Benito Villamarín, y que concluyó 1-3).

 







No hay comentarios:

Publicar un comentario